Hoy empiezo el día con un plan para el fin de semana en
Ibiza. En vista que el tiempo nos acompaña, os cuento qué hice el domingo
pasado. Una idea perfecta para seguir disfrutando del Veranillo de San Miguel,
que por lo que veo, no tiene intención de abandonarnos.
Soy de esas a quien le cuesta madrugar horrores, y no es que
no lo haga, llevo muchos años conviviendo con el despertador y no me
acostumbro. Cuando mi padre me despertaba, siempre le rogaba “5 minuts més”,
pues ahora es al despertador al que le pongo 25 alarmas para que me de un poco
de tregua.
Llega el fin de semana, en el que intento dormir hasta que
“el cuerpo aguante” y claro… Ley de Murphy, me despierto bien temprano y sin ayuda de ninguna alarma. ¡Un día que puedo dormir! Eso es lo que pienso cuando me
despierto. A medida que voy siendo
persona, me alegra haber madrugado para tener más horas de fin de semana.
Eso fue lo que pasó el domingo pasado. Empecé el día con un maravilloso desayuno en una
de mis “ventanas” preferidas de la isla, el Bar Restaurante Calma, en Marina
Ibiza. Allí pude coger fuerzas para dar pasos. Éste, es un lugar al que tienes
que ir sin prisa para poder disfrutar de su entorno y de la Calma (sobre todo
si es temprano).
Tras esta carga de baterías, pusimos rumbo a “Platja de Ses
Salines”, para seguir saboreando del día
estival y del microclima que tenemos en la isla. ¡Parecía cualquier día de julio! Y es que bañarse a finales de
octubre, es un regalo para los isleños.
Y en vista de que el tiempo nos seguirá acompañando, os
recomiendo que hagáis lo mismo. Desayuno + playa. ¿Qué más se puede pedir?
Feliz fin de semana.
¡No dejéis de dar pasos!
Desde mi ventana preferida. |
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