¿Cómo
habéis empezado el año? ¿Se han portado bien los Reyes? Yo no les puedo pedir
nada más. Allá donde voy me están regalando millones de pequeños grandes
momentos y ese es el mayor regalo que me pueden hacer. Al final, esa es una de las cosas más importantes, ¿no? Llenar nuestras vidas de nuevas y buenas experiencias. Somos los
protagonistas de nuestra propia película, o mejor dicho, los directores de
ella. Por suerte, podemos elegir escenarios, escenas y actores. Si lo preferís,
podéis consideraros los arquitectos de vuestro proyecto de vida en el que la
salud es el cimiento y la felicidad y la ilusión podrían ser alguno de los
pilares, libre elección. Cada uno elegirá cuáles son los suyos pero siempre con un mismo objetivo, ir “En busca de la felicidad”.
Hace
unos días una persona que me ha enseñado muchos caminos desconocidos emprendió
un viaje inesperado, un revés fuera de tiempo. Nunca olvidaré sus consejos y a
la vez, sus silencios, que también me sirvieron de mucho. Por eso, hoy quiero
dedicarle estas palabras y sobre todo mis pasos, en los que siempre estará
presente.
En
esta ocasión os invito a que me sigáis por la antigua capital de Japón, un
viaje express por Kyoto, ¿os animáis?
Como
no disponíamos de mucho tiempo, decidimos hacer una pequeña selección de
aquellos sitios que queríamos visitar si o sí. El problema es que en un día no
se puede hacer todo y además, si no quieres perderte ningún detalle sobre el
lugar, la tarea se complica. Por eso, pensamos que lo mejor era ir acompañados
de alguien que nos llevara a todos estos rincones y a poder ser, nos contara un
poco sobre su historia. La verdad, no podíamos haber elegido mejor guía, Minomu Komura. Muy servicial y atento.
Y con él, empezamos nuestra inmersión por tierras de Kioto con una visita a Kinkaku-ji o Pabellón Dorado. Un lugar que tan sólo verlo te deja completamente maravillado. Uno de los templos más emblemáticos de la ciudad. Fue construido como villa de descanso del Shogun para que finalmente su hijo lo transformara en un templo Zen en 1408. Una de sus características es que cada planta está construida con diferentes estilos. ¿No está nada mal como palacio vacacional, no?
Seguimos con el Castillo Nijo. Construido en 1603 para ser la residencia
oficial del primer “shogun” (persona que gobernaba Japón en nombre del
emperador entre 1192 y 1867). Un bonito paseo para conocer sus cinco dominios.
Aquí una de las visitas obligadas, el templo del dragón Ryōan-ji
que con 15 piedras forma el jardín japonés más famoso del mundo.
Otro "must" de la ciudad es Fushimi Inari-Taisha, el principal santuario
sintoísta. Conocido por los miles de toris rojos que lo componen, se ha
convertido en una de las atracciones turísticas más visitadas de la ciudad.
Actualmente es uno de los símbolos de Kyoto. ¡No es para menos!
Un
paseo que tampoco puede faltar si viajas a Kyoto es la visita a los Bosques de
Bambú de Arashiyama. Los altos troncos de bambú tienen un encanto y una belleza
única.
Y como última visita… Kiyomuzi-dera, el templo del agua pura. En su barandilla, sostenida por cientos de pilares, podréis disfrutar de unas impresionantes vistas sobre la ciudad. Cuenta la leyenda que quien salte desde esta baranda y sobreviva, le será concedido un deseo.
Y para aquellos que váis a conocer Kyoto, no os olvidéis de visitar los barrios más típicos y tradicionales de la ciudad, Gion y Pontocho. Callejuelas estrechas y emblemáticas donde podréis encontrar todo tipo de restaurantes. Además, quizás podréis tener la suerte de ver pasear a las maikos.
Y tras este nuevo viaje, volvemos a Tokyo con el tren bala para poner rumbo a otro destino, otra ciudad, otro país… Espero que os hayan gustado mis pasos en Japón.
El monte Fuji. |
Por hoy me despido para seguir dando pasos.
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